La primera vez que entré con ella en casa
dormitaba en mis brazos; la llevé hasta su nueva habitación y la deposité
lentamente en su cunita. Habíamos preparado para ella un lugar especial, de
cuento de hadas, donde no faltaba el castillo (las paredes de nuestro hogar), ni
el dragón protector (nuestro perro Totó), ni los reyes (mi mujer y yo), ni sus juguetes y vestidos de
princesa.
Fueron años felices en los que nuestra
pequeña crecía sana y feliz. Sin embargo, algo estaba a punto de ocurrir.
Nuestra princesa empezó el instituto y ya no
quería ser princesa; ni nuestra. El odio y resentimiento se alojaron en su
corazón, sin causa justificada. Cambió sus preciosos vestidos y sus zapatitos de charol por ropa botas
militares; se hizo un piercing en la lengua, otro en la nariz, otro en la ceja
y no sé cuántos más en las orejas. Cortó su larga melena y convirtió su hermoso
cabello en una especie de cresta.
Ya no reconocía a mi princesa. A nuestra
princesa. ¿Qué le había ocurrido?
Un día me enteré de que el príncipe había
dejado de ser el héroe para convertirse en el villano.
Otra aportación a un concurso. Este relato ha sido presentado al concurso III Certamen de relato corto... para mesilla de noche del mes de mayo. Los relatos tienen que ser inferiores a 200 palabras y el tema del mes de mayo es ¿QUÉ LE PASA A LA PRINCESA?
Los amigos, la escuela, la calle, pueden cambiarle el corazón sobre todo las costumbres, a cualquier criatura. ¡Bonito relato!
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro de que te haya gustado. La verdad es que todo influye en el cambio de las personas pero la etapa del cambio de niños a adolescentes se vive de forma diferente desde la perspectiva de los padres.
ResponderEliminarUn saludo.
Los sustos que los enanos nos dan al crecer, son los mismos que nosotros dimos a nuestros padres. Buen relato.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por tu comentario. La verdad es que es exactamente lo mismo, solo cambian los personajes y la ambientación pero los acontecimientos se reproducen generación tras generación.
ResponderEliminarUn saludo.